
Hace un buen tiempo, a pesar que no lo haya mencionado en mi blog porque no era nada definitivo, tomé la decisión de postular o inscribirme como posible voluntaria en los “Juegos Panamericanos”, y después de pasar muchos días realizando capacitaciones virtuales, y una capacitación presencial, recibí una notificación que confirmaba mi participación, lo cual fue algo que me emocionó mucho porque desde el principio sabía que este tipo de experiencias son de esas que solo se viven una vez en la vida, y afortunamente, yo había tenido la oportunidad de ser parte del evento.
En primer lugar, hablaré de mi experiencia en la capacitación porque creo que ahí aprendí mucho acerca de los coordinadores de cada área, quienes afirmaban que cada área se dedicaría a una actividad en específico en donde todos los miembros deberían trabajar en conjunto para el buen producto del trabajo en equipo. Además, nos afirmaron que a pesar que cada uno de nosotros fuera parte de un área en específico, nuestro trabajo dependía, y el trabajo de otras áreas también tenía una base en el nuestro, por ende, todo el equipo de voluntarios era como una especie de mecanismo en donde todos terminaban por apoyarse entre sí, idea que me gustó mucho; no obstante, aún no se había puesto en práctica la idea, por lo cual no tenía muchas expectativas o comentarios acerca de la efectividad de la idea de trabajo en equipo que tenían.

Por otro lado, enfatizo que decidí complementar la fecha de mi capacitación para los “Juegos Panamericanos” con el día que observé la antorcha en las calles porque ambas despertaron las mismas emociones en mí, ambas me hicieron sentir ansiosa por comenzar mi servicio como voluntaria, y ambas me hicieron sentir satisfacción por poder estar tan cerca a un evento de gran magnitud. Por otro lado, resaltando más mi satisfacción al ver la antorcha, la misma me permitió reflexionar de la realidad de mi país, y es que ver a tanta gente aglomerada alrededor de una antorcha me hizo pensar un pequeño instante de tiempo que si existe algo que puede unir a un país tan fragmentado como en el que vivo, el deporte ha demostrado ser uno de esos elementos.
Finalizando, para comenzar en el punto en el cual comencé, es decir en el momento en cual observaba la antorcha, destaco que andaba en la calle mirando la antorcha y muchas personas a los alrededores la miraban esperanzados y con aplausos, yo no entendía por qué, y solo veía una flama de fuego y nada más. Pero luego de reflexionar al escribir esta entrada en mi blog, comprendo que esa flama de fuego escondía muchos significados ante los ojos de muchos peruanos, significados relacionados a palabras como esperanza, unión y confianza. Sentimientos que no comprendí en su momento porque antes de comenzar a escribir esta entrada, para mí los “Juegos Panamericanos”, era un gran evento, pero nada más que un gran evento deportivo. Hoy en día para mí, hablar de los “Juegos Panamericanos”, no es solo hablar de deporte, sino implica hablar de amor a tu país, cultura e identidad, algo que espero no solo se limite a fechas en donde actividades como estas se presentan en mi país, porque estos sentimientos más que ser pasajeros deberían ser algo intrínseco a nosotros.
A continuación, me gustaría mostrar un video que grabé cuando la antorcha pasaba por las calles.
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